martes, 10 de noviembre de 2009

Mi aventura de ser docente

La frase - Nadie nos enseña a ser profesores y tenemos que aprenderlo nosotros mismos por ensayo y error- presentada en la lectura "La aventura de ser maestro", es una verdad ya asimilada para mí. En verdad, sin tener todos los elementos en mano me aventure en este camino y donde de una u otra manera considero que he tenido diferentes aprendizajes. Por ejemplo, considerar varias formas de hacer llegar los conocimientos a los alumnos combinando la parte lógica con la emotiva, porque bien lo dice el autor en la lectura, no sólo se va al salón a aprender también se va a sociabilizar.

Al principio yo era muy lineal con los alumnos (ese miedo disfrazado), el tiempo me ha enseñado que la preparación es mi mejor aliada, pero no sólo una preparación en cuanto a contenidos sino también en el aspecto humano, porque un buen trabajo en clase depende de la integración que se logre con en el grupo y esto se da cuando hay una comunicación abierta y clara. Es un aspecto muy laborioso pero importante, el que cada alumno de manera individual halle su propio sentido de participación y respeto ante sus compañeros, debe saber que es parte de un grupo y, lo que haga o no, influirá en su aprendizaje.

En este andar me es indispensable aprender de manera multidireccional, no solo los alumnos aprenden, también yo o nosotros, porque la vida siempre cambia, no veo un principio ni un fin en esta noble labor, solo un constante ciclaje y reciclaje de experiencias que permiten no estancarme y dar lo mejor de mí. En este caso con esta nueva modalidad, el profesor deja de ser un mero expositor y se convierte en guía, el alumno en el creador de su propio aprendizaje, el cual es constate y útil.

En este andar por la docencia, nadie nos enseña a ser profesores lo aprendemos en la práctica y lo sustentamos con cursos, diplomados, maestrías, y ahora con la especialización.

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